CDS - ClO2: CHLORINE DIOXIDE SOLUTION

  

SOLUCIÓN DE DIÓXIDO DE CLORO: CDS - ClO2 

 

Fundamentos Científicos Generales acerca de las Propiedades, Beneficios, Usos y Protocolos de la Solución de Dióxido de Cloro extractados del Libro “Salud Prohibida”, escrito por el eminente Biofísico Alemán Andreas Ludwig Kalcker. Su extraordinaria obra original consta de 451 páginas. 

 

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EL DIÓXIDO DE CLORO NO ES UN DESCUBRIMIENTO RECIENTE 

 

Humphrey Davy preparó dióxido de cloro en 1814 al hacer reaccionar ácido clorhídrico con clorato de potasio. En los últimos años, se utiliza el ácido clorhídrico para la producción de grandes cantidades de dióxido de cloro. En lugar del clorato de potasio, normalmente se utiliza clorito de sodio. El dióxido de cloro (ClO2) es un gas sintético que no ocurre de manera natural. Disuelto en agua tiene un color amarillento-verdoso, con un olor irritante parecido al cloro. Aunque el olor es muy parecido, el dióxido de cloro es muy diferente al elemento del cloro en sí, tanto en estructura química como en cuanto a su comportamiento, porque es un compuesto neutro del cloro, que no se combina fácilmente con otras sustancias. La clave de estas recuperaciones de distintas enfermedades, a partir del uso de una única sustancia (el dióxido de cloro) y confirmadas por cientos de testimonios, es que debe haber “algo” en común en todas ellas. En primer lugar, se trata de un oxidante, es decir, de una sustancia que facilita la combustión porque añade oxígeno a todos los procesos, a diferencia de otros medicamentos que habitualmente funcionan envenenando a los patógenos. El oxígeno no se acumula en el cuerpo y por lo tanto es un proceso farmacodinámico muy diferente. La oxidación, además, es utilizada de manera similar y natural por nuestras células de defensa, como los neutrófilos en el proceso de fagocitosis, que no es otra cosa que engullir y combustionar al enemigo, dicho de manera simple. El dióxido de cloro (ClO2) en realidad es un gas de color amarillento hasta amarillento rojizo, que se evapora rápidamente en el aire, si la temperatura está por encima de los 11 °C. Como gas, cuando no está disuelto en agua es muy reactivo y puede causar una deflagración si la concentración es muy alta y la presión del gas está por encima del 10%. La industria trabaja con el dióxido de cloro en el blanqueo de papel, donde se utiliza de manera muy concentrada y en grandes cantidades, conjuntamente con clorato sódico. Otro de los mayores usos a nivel industrial, es en la desinfección de aguas públicas, con el fin de crear agua potable saludable y segura para la ingestión humana. Es un desinfectante tan eficaz que se utiliza tanto para la desinfección de alimentos, como incluso para la descontaminación de armas biológicas de uso militar, como el ántrax (carbunco). Debido a la capacidad de eliminar virus, hongos e incluso esporas, el dióxido de cloro es una sustancia excelente para el lavado de vegetales, es seguro utilizarlo y cumple con las regulaciones alimenticias. Se utiliza en las manzanas para eliminar la listeria y la bacteria ‘Escherichia coli’, en patatas, contra la caspa de patata y en cítricos, contra el moho verde y la putrefacción amarga. En el agua de piscifactoría, contra la anemia infecciosa del salmón y la necrosis pancreática infecciosa. El dióxido de cloro es la mejor opción de la industria de alimentos (aditivo autorizado = E926) debido a que tiene una muy baja toxicidad residual y ha demostrado que es un compuesto seguro, cuando es usado adecuadamente. Uno de los aspectos más importantes, es que el dióxido de cloro es extremadamente soluble en agua sin crear enlaces químicos, es decir, es un gas que realmente se disuelve por completo en el agua. Esto es debido a que tiene una estructura molecular extremadamente parecida a la molécula del agua y por ésta y otras razones más, se disuelve completamente. Una vez que está disuelto en el agua también es capaz de reaccionar rápidamente con otros componentes, sobre todo si son de pH ácidos. Cuando el dióxido de cloro reacciona en el agua, libera oxígeno por un lado y por el otro lado forma el ion de clorito (ClO2-). El ion es una molécula que está eléctricamente cargada, como si fuera una batería, y en nuestro caso el ion de clorito lleva una carga eléctrica negativa y también es muy reactivo. El ion de clorito, que tiene una carga negativa, busca para compensarse una carga positiva, para ser estable. En nuestro caso, es el sodio, y lo que tenemos entonces, es clorito sódico. Si esto a su vez lo volvemos a disolver en agua, se forman iones de clorito e iones de sodio. El dióxido de cloro, al ser muy reactivo, es capaz de exterminar patógenos en el agua a través de un proceso llamado oxidación. Se calcula que en Estados Unidos unos 12 millones de personas están expuestas diariamente al dióxido de cloro y al ion clorito en el agua potable, sin efectos adversos hasta la fecha. Existe incluso algún caso documentado de sobredosificación accidental en un pueblo de China, durante un tiempo prolongado, que tampoco tuvo ninguna repercusión negativa en términos de salud. Otro aspecto interesante del dióxido de cloro, es que reacciona incluso con la luz ultravioleta y la luz solar, convirtiéndose en: cloro, gas y oxígeno, y ésta es la razón por la que debe ser mantenido lejos de la luz solar y ultravioleta. Las botellas de cristal marrón son las más adecuadas ya que las botellas transparentes o de cristal azul dejan pasar la luz ultravioleta, y es capaz de hacer reaccionar el dióxido de cloro. Si se ingiere el dióxido de cloro, rápidamente reacciona con patógenos ácidos liberando oxígeno y formando iones de clorito, que después se convierten en iones de cloruro, es decir, la sal común. Nuestro cuerpo metaboliza esta mínima cantidad en sal sin ningún problema, ya que todos nuestros fluidos son salinos. De hecho, el cuerpo pierde sal de manera constante al orinar y sudar. 

 

¿QUÉ SE CONOCE ACERCA DEL DIÓXIDO DE CLORO?

 

Se sabe que el dióxido de cloro es el mejor desinfectante conocido, ya que es capaz de eliminar tanto bacterias, hongos, virus, como parásitos de tamaño pequeño, en un amplio rango de pH. Se lleva utilizando hace 80 años para desinfectar el agua potable, sin haber causado problemas en todos estos años. Se utiliza en la industria de manera amplia, para desinfección. También se utiliza para el blanqueo de papel, pero en concentraciones extremas que no tienen nada que ver con la dosis de ingestión. Tampoco es lo mismo la concentración del ácido clorhídrico de nuestro estómago con la concentración al 37% y la del ácido clorhídrico industrial..., si nos goteara encima de la piel, la disolvería instantáneamente. La razón del uso del dióxido de cloro, es que no destruye la estructura que blanquea, es decir, no es agresivo con la sustancia base, incluso en altas concentraciones. El efecto positivo del CDS, está basado en gran parte por su extraordinaria capacidad para fortalecer el sistema inmunológico de nuestro cuerpo, no solo por la oxidación de los patógenos, sino también por otros efectos más complejos explicados al final del libro. También es muy importante su poder para aportar oxígeno a las células. Parte de sus posibles efectos ‘negativos’ serían las molestias derivadas de las eliminaciones por parte del organismo, de los residuos de los patógenos y otros agentes dañinos que han quedado destruidos. Por ello se aconseja empezar siempre con dosis bajas, las que paulatinamente se podrán incrementar, para así ir eliminando esos residuos progresivamente, sin molestias. Como regla general se puede decir, que cuanto más enferma esté la persona, más poco a poco se dosificará. En este proceso de oxidación, hay que entender que los residuos tienen que ser eliminados por el organismo. Cuanto más enferma se encuentre la persona, más cargada de residuos tóxicos estará, y esta es la razón para incrementar la dosis poco a poco, con personas que sufran enfermedades graves. Se puede decir que la dosificación, depende más del grado de salud, que del peso de la persona. La molécula de Dióxido de Cloro (ClO2) queda destruida por la reacción química: El oxígeno (O2) liberado se une o bien con hidrógeno (H) para formar agua (H2O) o bien con carbono (C) para formar dióxido de carbono (CO2). El ión neutral de cloro se une al sodio para dar lugar a la sal común (NaCl). 

 

A modo de síntesis, podemos afirmar que el dióxido de cloro es un gas que resulta de una reacción química generada entre dos componentes, Clorito de Sodio (mineral extraído del agua de mar) y un Ácido Débil.  Debido a la estructura del ión del ClO2, éste actúa como un fuerte oxidante eléctrico, arrancando electrones a la pared de los patógenos que están por debajo de un pH de 7, por lo que explotan y se destruyen. Los patógenos malignos, que suelen ser anaeróbicos (viven sin oxígeno), tienen un pH inferior a 7, esto incluye algunos virus, bacterias, hongos, parásitos, microbios, venenos, metales pesados, bio-film, mucosas, células tumorales.

El mecanismo de oxidación del ClO2 ayuda al sistema inmunológico a eliminar patógenos. Esto lo consigue por diapédesis a través de la interrupción   de   la   síntesis   proteínica rompiendo la pared celular del patógeno y cambiando el entorno ácido que éste genera en el cuerpo, por un entorno alcalino. El ClO2 no daña las membranas de nuestras   células   sanas,  por el contrario, recarga    con    energía    sus mitocondrias y aumenta la conectividad entre ellas, ayudando así a reestablecer la salud.

La acción terapéutica del ClO2 está dada por su selectividad del pH.  Significa que esta molécula se disocia y libera oxígeno cuando entra en contacto con otro ácido. Por lo tanto, el ClO2 al disociarse libera oxígeno en la sangre, al igual que los eritrocitos (glóbulos rojos) a través del mismo principio (conocido como el efecto Bohr), que es ser selectivo por acidez.  Es por esto que el ClO2 discrimina bacterias simbióticas que forman parte de nuestro organismo y sólo reacciona en aquellos lugares donde los patógenos generan un pH más ácido al de nuestro organismo, sobre todo en microorganismos que viven en un medio anaerobio (hay una patente donde se demuestra la eficacia contra patologías respiratorias). Adicionalmente, el ClO2 también puede inducir apoptosis o muerte celular en células cancerígenas.

Según estudios toxicológicos de la EPA (U.S. Environmental Protection Agency) el ClO2 no deja residuos tóxicos (solo sal y agua), ni tampoco se acumula en el cuerpo a largo plazo.

En definitiva: el dióxido de cloro energiza selectivamente todo lo que es necesario para la vida y permite que se elimine todo lo que la obstaculiza, pudiéndonos devolver el derecho a vivir saludables y a morir con dignidad.

 

¡NO ES HIPOCLORITO!

 

Hipoclorito es lejía, también llamada lavandina o blanqueador, que es una sustancia usada para el blanqueo de la ropa y es otra sustancia química. Sobre todo, a algunos medios de comunicación sensacionalistas, les encanta sacar esta conclusión, ya que la polémica es el vehículo de venta de sus programas. Cuanta más polémica, más audiencia y más ingresos por publicidad, no importa el contenido. Estos mismos medios de comunicación sensacionalistas, pueden un día inducir a que alguien tome lejía para curarse, debido a sus absurdas afirmaciones. No les culpo, son parte de la ‘mátrix’ en que vivimos. Tampoco es clorato, que es otra sustancia mucho más agresiva que el clorito sódico. De hecho, su nomenclatura química es NaClO3. Se sabe que el clorato causa diarreas y a veces también induce al vómito. 

 

EL CLORITO SÓDICO (NaClO2): EL PRECURSOR 

 

Para producir el dióxido de cloro se necesitan, en principio, dos sustancias: una de ellas es el clorito sódico (NaClO2) y la otra es un ácido. De hecho, puede ser casi un ácido cualquiera, ya sea ácido cítrico al 50%, ácido clorhídrico al 4%, ácido láctico, ácido fosfórico, bisulfito, vinagre... y un largo etcétera. El CD consta de dos componentes muy abundantes y baratos: Clorito Sódico (NaClO2) y ácido cítrico o ácido clorhídrico, que cuando se juntan producen un gas llamado Dióxido de Cloro (ClO2). A esta mezcla siempre se le añade agua, habitualmente entre 100 a 200 mililitros, para finalmente ser ingerido. Al ser muy hidrosoluble, las mucosas lo absorben fácilmente y así el gas del dióxido de cloro (ClO2) puede penetrar en el tejido intersticial. Este gas disuelto en agua, genera un potente efecto desinfectante selectivo, que elimina por oxidación a todos los agentes patógenos de pH ácido y preferiblemente anaeróbicos, que se encuentran en el cuerpo, pero discriminando las células y bacterias simbióticas que tenemos, debido a su pH más alto. Lo logra por el diferencial del pH de la sangre corporal que es ~7,3 a ~7,4, ya que cuanto más ácido es el patógeno, más fuerte es el potencial de la oxidación (se rige según ecuaciones de Nemst).

 

¿QUÉ ES LA OXIDACIÓN?

 

Oxidación, en el fondo significa combustión. Ahora... existen diferentes formas. Ejemplo por oxidación lenta: Cuando una manzana se vuelve marrón al cortarse y entrar en contacto con el oxígeno, oxidando su pulpa. Otro ejemplo sería el óxido de hierro, que es una oxidación lenta, pero capaz de desintegrar el metal. Ejemplo de oxidación rápida: Un fuego o una explosión, es una oxidación rápida. Nada más nacer empezamos a respirar llenando nuestros pulmones con el oxidante más abundante del mundo... el oxígeno (!), que tiene la fórmula O2. Este oxígeno es el que permite que podamos vivir de manera autosuficiente. El oxígeno es esencial para nuestra vida, ya que en primer lugar, llenamos los glóbulos rojos de oxígeno en nuestros pulmones, y eliminamos “el humo contaminante” del CO2 al exhalar. No hacemos otra cosa distinta a la que hace cualquier motor de combustión, simplemente que de forma mucho más eficaz. De hecho, durante el proceso, no sólo captamos oxígeno y eliminamos el CO2, también alcalinizamos el cuerpo con cada respiración que hacemos. ¿Cómo funciona el proceso de alcalinización? Primero, explicaremos cómo funciona el pH y qué significa el potencial de hidrógeno (pH) en nuestro cuerpo. De manera fácil, podemos decir que el pH 7 es neutro, mientras que menos de 7 es ácido y más de 7 es alcalino. La sangre en nuestras venas tiene un pH de ~7,31 mientras que la sangre en las arterias cuando sale de los pulmones tiene un pH de ~7,41. Es decir, con cada respiración estamos alcalinizando nuestro cuerpo, cosa importantísima, ya que durante el día respiramos de 15.000 a 25.000 litros de aire, tanto despiertos como mientras dormimos, así que el proceso de alcalinización básicamente se produce por medio de la respiración. Esto es muy importante, ya que últimamente se ha podido leer en Internet mucho sobre la alimentación alcalina. No es que quiera meterme con la nutrición de ninguna manera, simplemente hay que dejar algunas cosas claras. Durante el día puede que comamos de 500 a 700 gramos, y toda esta comida tiene un pH por debajo de siete, que significa que es ácida. Si entonces pesamos 80 kilos o más, estos pocos gramos no son suficientes para alcalinizar al cuerpo, de ninguna manera. Lo que sí es cierto es que, según lo que comamos, nuestro metabolismo se volverá ácido con más facilidad, ya que los azúcares si no los oxidamos, crean fermentación y esta fermentación a su vez es ácida. Para decirlo de manera simple, un zumo de manzana al final se convierte en vinagre si fermenta lo suficiente y si tiene suficiente azúcar. El proceso de fermentación también libera energía en forma de calor, pero es poca, en comparación con la oxidación. La relación en el cuerpo entre ambas, es que la fermentación produce aproximadamente 4 unidades de energía, mientras que la oxidación produce 36. La diferencia es obvia. Nosotros somos fuego y lo somos literalmente, la llama de la vida, pero hay que recordar que no hay fuego sin oxígeno. Volvemos a los glóbulos rojos, que se llenan de oxígeno en nuestros pulmones. Una vez que están saturados de oxígeno, salen de los pulmones hacia nuestros órganos, donde liberan este oxígeno. ¿Pero cómo lo hacen, exactamente? Lo interesante es que los glóbulos rojos no liberan el oxígeno en nuestros órganos de manera uniforme, sino principalmente donde hay acidez. ¿Qué significa? En primer lugar, cuando nuestros músculos ejercen fuerza, se crea el ácido láctico, que, como dice el nombre, es un ácido. En estas zonas la sangre libera mucho más oxígeno que en las zonas no ácidas, se calcula aproximadamente un 16% más. También hay que tener en cuenta que en la literatura científica indica que la célula utiliza el oxígeno sólo para la combustión del azúcar (que es carbón). Personalmente, opino que es más complejo, ya que el oxígeno permite a través de la oxidación (es decir de la combustión), crear un entorno más alcalino, ya que a la mayoría de los óxidos Qos podemos llamarlos cenizas. De hecho, los jabones antiguamente, se hacían con ceniza. Cuando hacemos ejercicio practicando algún deporte, principalmente ocurren tres cosas en nuestro cuerpo:   1. Quemamos grasas    2. Quemamos azúcares    3. Quemamos toxinas

 

LOS OXIDANTES

 

Los oxidantes son sustancias capaces de almacenar el oxígeno de manera química, como una batería es capaz de almacenar electricidad. Estos oxidantes liberan este oxígeno bajo ciertas condiciones; es lo que se llama una reacción química. Según la fuerza, la oxidación puede ser lenta, como por ejemplo cuando se oxida el hierro, o puede ser muy rápida, como una explosión. En ambos casos se trata de oxidación. Oxidación no significa que solamente el oxígeno se combina en el cuerpo con otros elementos. No sólo el oxígeno puede oxidar, también otras sustancias químicas pueden hacerlo, sin embargo, el oxígeno es capaz de oxidar en el cuerpo combustibles como el azúcar o la grasa para generar calor, y las células puedan crear la electricidad necesaria para que el cuerpo y la mente funcionen. Para entender por qué el dióxido de cloro en las dosis adecuadas no daña las células del cuerpo, tenemos que entender primero las bases de la oxidación, y esto en realidad, no es tan complicado como parece. Los oxidantes son capaces de robar electrones a otras sustancias químicas. Podemos decir que los electrones son como una especie de cemento eléctrico, que todo lo mantiene unido. Si ahora se roban los electrones a la materia, la construcción se caería a trozos, es como si quitáramos el cemento a una pared de ladrillos. La diferencia entre un oxidante y otro es su fuerza, que también se llama potencial oxidativo. El oxígeno como tal, podemos verlo como un elemento básico, que oxida en el cuerpo exactamente lo que debe oxidar y no afecta los órganos vitales. Así que estos oxidantes almacenan el oxígeno, por un lado, y facilitan la combustión por el otro lado. Hay muchos diferentes, no es necesario nombrar a todos aquí, pero podemos mencionar algunos como por ejemplo el ozono (O3). Esta molécula triple de oxígeno, se utiliza para la limpieza de residuos en el agua y es una forma excelente de desinfección, ya que por un lado tiene un potencial fuerte que 2,07 V, y por el otro lado, no deja más residuos que oxígeno. Por su parte, el dióxido de cloro tiene un potencial oxidativo de 0,95 V en condiciones estándar y además es selectivo por pH, a diferencia de los otros. 

 

PATENTES DEL DIÓXIDO DE CLORO

 

Existen numerosas patentes para el uso del dióxido de cloro. Aquí una pequeña lista de algunas:

Antiséptico no tóxico (Pat. 4035483 / 1977) 

Para combatir amebas en humanos (Pat. 4296102 / 1981) 

Contra demencia causada por SIDA (Pat. 5877222 / 1999) 

Para curar enfermedades de piel, de todo tipo (Pat. 4737307 / 1988) 

Para desinfectar sangre viva (Pat. 5019402 / 1991) 

Para curar heridas más rápidamente (Pat. 5855922 / 1999) 

Para todo tipo de cuidado oral. Procter & Gamble (Pat. 6251372B1 / 2001) 

Contra infecciones causadas por bacterias (Pat. 5252343 / 1993) 

Tratamiento de quemaduras graves (Pat. 4317814/1982) 

Para regeneración de la médula ósea (Pat. 4851222 /1989) 

Tratamiento del Alzheimer, demencia etc. (Pat. 8029826B2 /2011) 

Para estimular el sistema inmune en animales (Pat. 6099855 /2000) 

Estimulante del sistema inmunológico humano. Bioxy. Inc. (Pat. 5830511/ 1998) 

Esta lista no está completa ya que existen muchas más aplicaciones cada día.

 

¿ES TÓXICO?

 

Una de las grandes preocupaciones cuando tomamos cualquier sustancia o medicamento, es qué efecto tendrá sobre nuestro cuerpo en términos de toxicidad. Todo profesional de la salud sabe que la toxicidad es una cuestión de cantidad, ya que cualquier sustancia puede ser tóxica. La toxicidad siempre depende de la cantidad y del lugar, así que si se ingiere una gran cantidad concentrada, puede experimentar irritaciones incluso fuertes, aunque la mayoría de las personas no se expondrán a cantidades suficientemente grandes como para dañar permanentemente su cuerpo. La inhalación masiva sí es tóxica, ya que ocupa el espacio alveolar. 

 

1. El dióxido de cloro no es una toxina que se acumula en el cuerpo. A diferencia de otras sustancias, se consume en el momento que reacciona con los patógenos. 

2. En 100 años de uso existen sólo cinco casos de intoxicación documentados con dosis cientos de veces superiores a las mencionadas en este libro, en los que todos los pacientes sobrevivieron. 

3. En caso de respirar aire que contenga una gran cantidad de gas de dióxido de cloro, puede experimentar irritación de garganta, nariz y pulmones. 

4. De forma demasiado concentrada, produce irritaciones en los ojos, pero son reversibles. 

5. Debido a los datos obtenidos hasta la fecha y a su uso que data de 100 años, se puede considerar que el dióxido de cloro no produce cáncer, es decir no es carcinógeno. 

6. Tampoco existen pruebas de toxicidad dañina en términos de reproducción. 

Por el momento en la literatura científica confirmada: No existen efectos endocrinológicos, asociados con la ingestión de dióxido de cloro en humanos. No existen efectos relacionados con el cambio de peso por ingestión de dióxido de cloro. No existen efectos inmunológicos linfáticos documentados por ingestión de dióxido de cloro en humanos. No existen efectos neurológicos asociados por la ingestión de dióxido de cloro en humanos. No existen efectos en los aparatos reproductores por la ingestión de dióxido de cloro. No existen efectos donde el cáncer pueda ser asociado al dióxido de cloro en humanos. No existen efectos mutagénicos asociados con el dióxido de cloro en humanos. No existen efectos conocidos de acumulación del dióxido de cloro o de clorito en humanos. No hay ningún caso fatal documentado de intoxicación por ingestión de dióxido de cloro en la literatura científica. Probablemente induce al vómito mucho antes de llegar a una cantidad crítica posible por ingestión. Existen cinco casos de intoxicación severa documentada con el precursor del dióxido de cloro -el clorito sódico- de los cuales tres fueron intentos de suicidio fallidos, tomando cantidades más de 100 veces superiores a las expuestas en el libro. 

 

RECOMENDACIONES GENERALES 

 

Consúltelas en el Sitio Web Oficial de Abbabrix Global Health: https://global-health-5.jimdosite.com/

 

¿QUÉ NO COMER NI BEBER?

 

1.      Espaciar las dosis, 1/2 hora antes y después de las comidas. Espaciar las dosis, 1 o 2 horas antes o después de tomar medicamentos. 

2.      En cuanto a los zumos frutales antioxidantes esperar mínimo 4 horas, mejor evitar. 

3.      Preferentemente, no mezclar el CD ni el CDS con: café, té, alcohol, bicarbonato de sodio, vitamina C, ácido ascórbico, zumo de naranja, conservantes o suplementos (antioxidantes), aunque no suelen hacer interacción, pueden neutralizar la eficacia del dióxido de cloro. 

 

PRECAUCIONES EN EL USO DEL DIÓXIDO DE CLORO O DE SU PRECURSOR,

EL CLORITO SÓDICO

 

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ADVERTENCIAS Y CONTRAINDICACIONES 

 

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25 PROTOCOLOS CON LA SOLUCIÓN DE DIÓXIDO DE CLORO CDS, CDI, CD y DMSO

 

1. Protocolo A: como Amateur o principiante con CD o MMS. 

2. Protocolo B: como Básico con CD o MMS, el equivalente al antiguo protocolo 1000. 

3. Protocolo C: como Solución de Dióxido de Cloro, CDS, el antiguo protocolo 101 (110).

4. Protocolo D: como Dermatológico. 

5. Protocolo E: como Enemas. 

6. Protocolo F: como Frecuente, el antiguo protocolo vírico 115. 

7. Protocolo G: como Gas, donde se utiliza sólo el gas del dióxido de cloro.

8. Protocolo H: como Habitación, para evitar contagios. 

9. Protocolo I: como Insectos y picaduras. 

10. Protocolo J: como enJuague bucal. 

11. Protocolo K: como Kit, combinado con DMSO al 70%. 

12. Protocolo L: como Lavado, protocolo de baño. 

13. Protocolo M: como Malaria, con dosis altas. 

14. Protocolo N: como Niños y adolescentes. 

15. Protocolo O: como Oftalmológico, Otorrino (nasal) 

16. Protocolo P: como Parásitos, protocolo intenso. 

17. Protocolo Q: como Quemaduras. 

18. Protocolo R: como Rectal con perilla.

19. Protocolo S: como Sensible, con dosis muy graduales. 

20. Protocolo T: como Terminal, en enfermedades muy graves. 

21. Protocolo U: como Urgencia, el antiguo protocolo 6 + 6 de Clara. 

22. Protocolo V: como Vaginal, utilizando irrigación. 

23. Protocolo W: como Wau !... además se puede usar para... 

24. Protocolo X: como detoX, para desintoxicar metales pesados. 

25. Protocolo Y: como inYección de CDI. 

 

PROTOCOLOS CONTRA EL COVID-19 Y OTRAS VIROSIS CON LA MAGISTRAL SOLUCIÓN DE DIÓXIDO DE CLORO: CDS

 

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FORMAS DE APLICACIÓN DEL DIÓXIDO DE CLORO CD (MMS) 

 

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ENFERMEDADES GRAVES TRATADAS EXITOSAMENTE CON LA SOLUCIÓN

DE DIÓXIDO DE CLORO CDS, CDI, CD y DMSO

 

En esta sección se describen enfermedades en su mayoría consideradas incurables o de difícil curación. El listado hace parte de los Testimonios que han dado libremente miles de personas recuperadas alrededor del Planeta. Aunque científicamente un testimonio no tiene validez, para todos aquellos que sufren una enfermedad grave o terminal SÍ Vale. 

 

Covid-19

Cáncer de pulmón
Cáncer de riñón
Cáncer de tiroides
Cáncer uterino
Alzheimer
Cáncer de vejiga
Chagas
Arterioesclerosis / Arteromatosis
Chikungunya
Artritis reumatoide
Ciática
Artrosis
Cirrosis hepática
Asma
Autismo
Colitis ulcerosa
Bronquitis
Colesterol alto
Brucelosis
Bursitis
Demencia
Cálculos Renales
Depresión
Cáncer Colorrectal
Cáncer de esófago
Diabetes
Cáncer de estómago
Diarrea aguda
Cáncer de hígado
Disfunción eréctil
Cáncer de lengua
Diverticulitis
Cáncer de mama
Cáncer óseo
Cáncer de ovario
Ébola
EnfermedadeS autoinmunes
Cáncer de páncreas
Enfermedad de Crohn
Cáncer de próstata
Enfermedad de Lyme
Fibromialgia
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica – EPOC
Conjuntivitis
Erupciones en la piel
Escherichia coli
Amigdalitis
Esclerosis lateral amiotrófica – ELA
Gastritis
Esclerosis múltiple
Esquizofrenia
Estomatitis vesicular
Fiebre tifoidea
Hemorroides
Apendicitis
Gastroenteritis
Gingivigis
Gonorrea
Gota
Afecciones respiratorias
Hepatitis
Heridas
Ceborrea
Hernias
Herpes (zóster genital)
Dengue
Fracturas
Hipertensión arterial
Abscesos
Hipotiroidismo
Hongos-micosis
Infecciones
Insuficiencia cardíaca
Lupus
Insuficiencia renal (glomerulonefritis posestreptocócica)
Acné
Calvicie
Isquemia reperfusión renal
Osteoporosis
Leishmaniasis cutánea
Leucemia
Linfoma
Liquen escleroso atrófico
Malaria
Meningitis viral
Metales pesados
Mononucleosis infecciosa
Virus Epstein-Barr
Migraña
Nefritis (Glomerulonefritis Posestreptocócica)
Otitis
Aftas
Neumonía (Pulmonía)
Osteomielitis
Periodontitis
Picaduras
Dolor de cabeza intenso
Prostatitis
Psoriasis
Quemaduras
Quistes
Reflujo
Rinitis alérgica
Sarcoidosis Sarm (Staphylococcus aureus)
Alergias
Síndrome Sjógren
Sinusitis
Staphylococcus
Trastorno afectivo bipolar
Trombosis venosa
Tuberculosis
Tumores malignos
Úlceras Pépticas (Helicobacter)
Ansiedad
Úlceras Vasculares
Pie de atleta
Uveítis
Vaginosis bacteriana
Várices
Verruga
VIH / SIDA
Virus de Epstein-Barr (citomegalovirus)
Candidiasis
Vitíligo
Cistitis
VPH (virus del papiloma humano)
Dermatitis atópica
Gripes agudas

 

LA SECCIÓN MÁS CIENTÍFICA 

 

Hay muchos científicos famosos que nunca tuvieron un título universitario en sus vidas, entre ellos genios como Leonardo da Vinci 1452 - 1519; Antonie van Leeuwenhoek 1632 - 1723, considerado el padre de la microbiología; Benjamín Franklin 1706 - 1790, quien fue el primer científico físico de América; William Herschel (y su hermana Carolina) (1738 - 1822) al ser él, un astrónomo que descubrió el planeta Urano; Michael Faraday (1791 - 1867) el físico y químico que creó las leyes del electromagnetismo y los términos: electrodo, ion, cátodo; Charles Darwin (1809 - 1882), biólogo que creó la teoría de la evolución; Thomas H. Huxley (1825 - 1895), famoso biólogo y anatomista; James Prescott Joule (1818 - 1889), quien creó la ley de conservación de la energía... y muchos más. Hay que tener en cuenta que ninguno de estos científicos hoy en día tendría la más mínima posibilidad de publicar algunos de sus descubrimientos, y mucho menos, de ser aceptados por la sociedad científica imperante. Un ejemplo típico es la homeopatía, donde Jacques Benveniste (1935 - 2004) llegó a la conclusión de que la configuración de las moléculas en el agua, era biológicamente activa, y capaz de transmitir información; un periodista acuñó el término ‘memoria del agua’ para esta hipótesis. Él fue difamado como pseudocientífíco, al igual que Masara Emoto, Viktor Schauberger, Johann Grander... etc. Aunque hay miles de personas que han podido experimentar su eficacia, la homeopatía -basada en las teorías del médico alemán Samuel Hahnemann- se considera una pseudo-ciencia ya que la ciencia convencional ni es capaz de comprender ni de reproducir los efectos terapéuticos de manera constante, considerándola un placebo. Curiosamente sólo en el año 2013 se vendieron en Alemania más de 482 millones de euros en medicina homeopática y en una encuesta de un instituto reconocido, la gran mayoría de usuarios afirmaron estar muy satisfechos y convencidos de su eficacia. La Organización Médica Colegial (OMC de España), acordó en dos asambleas que su práctica fuera reconocida como acto médico, y autorizó su ejercicio en centros de salud o por profesionales de medicina. Un premio Nobel, Luc Montagnier, afirma que la homeopatía sí es eficaz, científicamente probada y que son injustificados los ataques de los que es objeto. 

 

Nuestro cuerpo y nuestras células obtienen la energía a través de un proceso de combustión. Esta combustión u oxidación nos proporciona energía. Quemamos grasas, hidratos de carbono y proteínas, pero también somos capaces de quemar toxinas. Todos conocemos la frase de “voy a quemar toxinas” cuando alguien se va a hacer gimnasia. Este ejercicio le proporciona más oxígeno y más oxígeno proporciona más fuego. La evidencia es muy simple, podemos verla cuando estamos haciendo un asado, que al soplar el carbón, se incrementan la temperatura y la combustión. También podemos verlo en los motores de combustión, cuando queremos tener más eficacia consumiendo la misma cantidad de combustible, obtenemos más potencia a través de un turbo compresor que no es otra cosa que un gran ventilador que sopla más oxígeno al motor de combustión. Nosotros utilizamos el oxígeno de manera constante nada más nacer, por lo tanto, puede ser mucho más importante de lo que hasta hoy se contempla. Nos han contado en las facultades, que los radicales libres son nocivos para el cuerpo a través de la teoría de Denham Harman. No obstante, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que la gente que está practicando deporte consume más oxígeno, que es el radical libre más abundante en el cuerpo y, sin embargo, están más sanos; todo lo contrario de lo que manifiesta la teoría del ‘estrés oxidativo’. De hecho, la falsedad de esta teoría fue demostrada por el Dr. Michael Ristow, quien ganó un premio alemán de investigación, por su trabajo de la mitohormesis. La mitohormesis prueba un incremento de la actividad mitocondrial cuando hay estrés oxidativo de baja potencia. Sin embargo, nadie se ha dedicado a reescribir los libros desmintiendo la falsa teoría de los radicales libres... ¿Por qué? El dióxido de cloro, en cualquiera de sus formas, aporta oxígeno al tejido intersticial y a todos los líquidos del cuerpo, activando las mitocondrias que a su vez generan más energía y es esta energía la que permite que el organismo se recupere y sane de la mayoría de las enfermedades. El oxígeno es esencial y el concepto de los radicales libres tal como fue promovido antiguamente, es erróneo. El cuerpo humano simplemente no es una placa Petri de laboratorio y en su funcionamiento todo interactúa con todo. En muchos de mis seminarios la gente me pregunta por qué un remedio tan eficaz como el dióxido de cloro, CDS, no es vendido por la industria farmacéutica. Para esto hay que saber realmente lo que es la industria farmacéutica. Aunque mucha gente no lo sabe, es una industria de inversión impulsada por sus accionistas, para la obtención de ganancias multimillonarias, donde el hecho de curar enfermedades, es un objetivo totalmente secundario. Hay que tener en cuenta que la fuente de ingresos de esta industria es el cuerpo humano enfermo y sólo durante el tiempo que permanezca enfermo. Al mismo tiempo, el hecho de descubrir nuevas enfermedades, aunque sólo sean nuevos nombres, es esencial para el crecimiento de la industria farmacéutica. Pero uno de los puntos más importantes a tener en cuenta es que los fármacos se centran principalmente en los síntomas, ignorando las causas fundamentales de las enfermedades a nivel profundo ya que, curando a un paciente, se pierde un cliente. Para generar lucro no sólo es importante el tratamiento de enfermedades, es mucho más rentable la prevención en forma de vacunas o similares, que pueden ser aplicadas a toda la población sana, a través del mecanismo de venta por miedo, que siempre ha resultado eficaz. Hay que tener en cuenta que toda erradicación de enfermedades amenaza la base del negocio de la industria farmacéutica como inversión y por lo tanto, la eliminación de las enfermedades no le conviene a las multinacionales farmacéuticas sobre todo si son crónicas y les proporcionan crecimiento y expansión financiera. Debido a que es un producto de primera necesidad y no de ocio, permite márgenes enormes sobre productos en régimen de monopolio, dando una rentabilidad exponencial que se basa en la licencia de patentes. Una vez un producto deja de tener patente pierde interés y suele ser sustituido por otro producto “más moderno”, supuestamente mejor, con una patente renovada. Es lógico que por este motivo, la industria farmacéutica solo investigue y desarrolle nuevos medicamentos que contengan moléculas nuevas para poder ser patentable. No hay ningún interés en curar enfermedades, ni en averiguar las verdaderas causas de enfermedades como el cáncer, y el sistema de salud está diseñado de tal manera, que todos los implicados ganan mucho dinero para seguir adelante con el negocio sin exigir un verdadero cambio. Las terapias alternativas, naturales o de las plantas no son rentables por no tener patente además de resultar ser un estorbo para el monopolio de las pocas grandes multinacionales farmacéuticas, que a su vez están comprando con el tiempo, las pequeñas farmacéuticas. Al mismo tiempo, la industria fomenta sistemas de seguridad farmacológicos y gubernamentales con tan alto coste, que son inaccesibles para cualquier empresa pequeña que podría ser una futura competidora. Así son los cimientos económicos del negocio de inversión de la industria farmacéutica, cuyo interés es mantener la enfermedad "controlada" mediante sus tóxicos productos ineficaces, sin eliminarla de raíz. Los enfoques naturales de la salud por lo tanto, son incompatibles y no pueden coexistir de manera pacífica con los intereses de la industria farmacéutica actual. La industria farmacéutica sólo puede tener un problema, que sobrevendrá cuando sus propios miembros se pongan enfermos, ya que debido a su sistema de fármacos sintomáticos, no será capaz de proporcionar solución alguna, ni siquiera a sus prestigiosos presidentes. Wolfgang fue un muy alto funcionario de una industria farmacéutica, y murió de cáncer.

Diferencias entre la Solución de Dióxido de Cloro CDS y el CD (MMS) 

 

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DEL CDS, SOLUCIÓN DE DIÓXIDO DE CLORO

 

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DATOS DE ORIGEN Y ESPECIFICACIONES 

 

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Este documento no representa una recomendación de tratamientos médicos. Es una recopilación de datos de voluntarios que han ingerido el dióxido de cloro por su propia cuenta con resultados maravillosos en todo el mundo, y debe servir como base firme para una futura investigación clínica profesional. 

 

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